Aquel día Felipe estaba muy nervioso y decidió que lo mejor era hacer sus preparativos solo. Quería un poco de tranquilidad y quedarse con Lani en casa era la mejor solución.

Somos amantes de los animales, por eso entendemos lo especiales que son. No son mascotas, son un miembro más de la familia. Ya nos habían hablado de la consentida de cuatro patas y estábamos ansiosos por conocerla.  

Al llegar, fue impresionante como Lani supo desde el primer momento que era un día muy especial. No se despegó ni un minuto de Felipe y lo acompañó mientras se vestía, lo miró mientras se ajustaba la corbata, olisqueó los zapatos, movió la cola sin parar y se robó, como de costumbre, su corazón.

Pasaron los minutos y decidimos salir de la habitación. Normalmente solemos alejarnos un poco, esconder la cámara y esperar que las cosas sucedan. Al sentirse solos, Felipe y Lani se miraron y entre caricias y mimos logramos captar un momento muy especial. Porque eso es lo que buscamos con nuestras fotografías. Congelar un sentimiento, una emoción. Crear un recuerdo que le gane la batalla al olvido, haga felices a nuestras parejas y sobreviva por generaciones.